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Andrés Rodríguez, con una trayectoria de 30 años en el periodismo, participó en la creación de El Independiente y El Sol; estuvo al frente de la edición española de Rolling Stone y fue director editorial de revistas del grupo Prisa, en el que pasó 16 años de su vida profesional. En 2007 decidió por fin embarcarse en su propia aventura: Spainmedia, grupo editorial que no solo consiguió superar la crisis sino que ahora engloba las revistas Forbes, Esquire, Robb Report, L’Officiel, TMagazine (del New York Times) y, desde 2015, su proyecto más personal, Tapas.
¿De dónde surgió tu pasión por el periodismo? ¿Dirías que se trata de una vocación?
Soy un periodista vocacional, profundamente enamorado de mi oficio. Llevo trabajando en esto hace más de treinta años y casi todo lo que soy, excepto mi formación familiar, se la debo a esta profesión. Espero disfrutarla otros treinta años más.
¿Recuerdas si hubo un momento claro en el que identificaste esta pasión? Explícanos por favor su origen y cómo la desarrollaste a partir de allí.
Creo que la comunicación es un don con el que se nace y creo con humildad haber sido afortunado al tenerlo. Me gusta comunicar y creo que eso lo he percibido desde chico. Soy también, aunque parezca una contradicción, una persona muy tímida y muy privada. Desde que decidí ser periodista he recorrido un camino de autoformación, que comenzó en la universidad y luego siguió a medida que fui aprendiendo de los maestros del oficio, que son los poseedores de lo mejor de la tradición. Hemos leído que fuiste un apasionado de las revistas y de los quioscos desde muy joven.
¿Qué significó para ti la prensa? ¿Dónde ves las primeras señales de esa pasión en tu infancia? ¿Cómo fue la transición de lector a periodista?
Para mí los quioscos han sido y son fuente de vida. Me recuerdo llegando más tarde a casa para ir a ver qué tenían, comprar cigarrillos sueltos, descubrir las revistas prohibidas, hacer amistad con los quiosqueros. Y aún hoy los quiosqueros son mis amigos. Hablo con ellos, les pido que coloquen bien mis revistas, se las explico y admiro su sacrificio por su negocio. A ellos les debo mi primer acercamiento como lector. Aún recuerdo el shock que me produjeron los primeros ejemplares que cayeron en mis manos de la revista Vibraciones (nada que ver con el porno) de la que no entendía prácticamente nada, de aquellos posters dobles de El Gran Musical en formato periódico (años más tarde el destino quiso que acabase siendo el último director de la revista), del Hola en casa de mi abuela y de la noticia de las Caras de Bélmez en la portada del vespertino diario Pueblo.
¿Cuáles percibes tú como las cualidades necesarias para alcanzar la excelencia en el ámbito de la edición de revistas?
Para ser un buen editor de revistas, y yo tengo la ilusión de llegar algún día a ser el mejor, hace falta compromiso con el producto, saber renunciar al dinero cuando es necesario, no caer en las redes de la vanidad, y tener constancia en tus objetivos. Por último, pero no menos importante, tienes que tener ganas de cambiar tu sociedad, de aportar cosas a tu sector, de no conformarte con lo ya conseguido. Y también un pellizquito de suerte y mucha salud.
Además de esta pasión, ¿te tentaron otros intereses?
Me interesa todo. A un periodista tiene que hacerle vibrar todo. Amo la fotografía, el cine, la literatura, la jardinería, las motocicletas, la vela, la gastronomía… la vida es tan alucinante que se queda muy corta para aprender todo lo que me gustaría. El trabajo editorial es claramente un trabajo de equipo.
¿Cómo han sido y son para ti esas colaboraciones y convivencias?
Tengo la suerte y la responsabilidad de elegir y contratar a mis propios equipos. Han pasado diez años desde que fundé Spainmedia y en este tiempo nos hemos convertido en la cantera del sector. Tenemos compañeros que han aprendido aquí el oficio y que hoy lo practican con mucho éxito en otras revistas y editoriales, algunas de la competencia. Intento que el mejor equipo esté siempre en Spainmedia.
¿Qué figuras del mundo editorial o de otros ámbitos son las que más han influido en tu trayectoria?
He aprendido mucho de Milton Glaser y de George Lois. Y también de Jan Wenner, editor y propietario de Rolling Stone. En España admiro mucho a Toni Segarra, a Fernando Gutiérrez y a mi compañero Alberto Anaut. ¿Qué fue lo que te impulsó a emprender junto con tu hermano una aventura propia? ¿Cómo fueron los inicios de Spainmedia? Un día cerré los ojos y me dije: ¿Qué es lo que no te quieres morir sin hacer? Y en dos segundos, me respondí (en silencio), ¡Ser editor! Se lo conté a Carlos y me dijo que se venía conmigo. Sin su esfuerzo y sacrificio Spainmedia no tendría la posición en el sector que tiene.
¿Qué buscabas al dejar de ejercer de periodista para otros y emprender tu propia aventura editorial?
Buscaba y aún busco libertad. Tener la libertad de poner en marcha mis propias ideas sin que la última palabra fuese de otro. Buscaba poder equivocarme y tener el lujo de rectificar. Y buscaba y aún busco seguir aprendiendo cada día.
¿Cómo has vivido tú la relación entre emprendeduría y periodismo?
Hace diez años que soy un empresario, un editor que se juega su dinero en editar revistas, libros y páginas de internet. He traído a España, a lo largo de mi carrera, las mejores marcas de este país: Rolling Stone, Esquire, Harper´s Bazaar, The New York Times, Forbes, Robb Report y he creado Tapas. Y para lograrlo he tenido la complicidad de los mejores anunciantes del mundo que han confiado en Spainmedia. Emprender así ha sido más un lujo que un sacrificio.
¿Cómo definirías tu pasión y razón de ser en tu profesión?
Cada día que voy a trabajar me siento como un chiquillo el primer día de cole, preocupado por ver cómo será la clase y los compañeros, pero feliz.
¿En qué te sientes cercano a los valores bulthaup?
Admiro mucho a Marc Eckert y a bulthaup. Me entusiasma su excelencia, su historia, su visión a futuro, su capacidad para reinventarse y sus productos. Mi editorial solo tiene 10 años. Me gustaría mucho que un día se pudiese decir de Spainmedia lo que hoy se puede escribir de bulthaup. Y por eso decidí comprar una. La disfruto mucho. Como profesional del sector gastronómico, suponemos que la elección de una cocina bulthaup no habrá sido casual.
¿Qué beneficios te aporta?
Esta cocina me proporciona paz y equilibro. En torno a ella, en la redacción convoco cada semana una comida bajo la marca Tapas en la que invito a gente interesante para debatir ideas.
¿Recuerdas la primera sensación al usar tu nueva bulthaup?
Perfectamente. La primera sensación que tuve fue que alguien había pensado en mí. Y no solo eso, sino que además, no se cómo diablos, había acertado sin que yo le encargase nada.