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Foto: Casa Nina, bulthaup Girona.
La vida contemporánea con su acelerada evolución ha dejado atrás la clásica asunción de que la gente pasaba toda su existencia en el sitio en el que nacía. Hoy cada vez son más las personas que cambian de lugar de residencia por imperativo de un mercado de trabajo globalizado. Al mismo tiempo, la vivienda tradicional compartimentada se ha visto en parte transformada por nuevos hábitos que buscan ámbitos diáfanos en los que integrar actividades diversas. Es a estas nuevas realidades a las que da respuesta la cocina modular, móvil y flexible.
El músico Philip Glass recuerda en sus memorias Palabras sin música cómo a finales de los años sesenta muchos antiguos espacios industriales en el Soho de Nueva York se habían ido convirtiendo en estudios para artistas. Esa colonización de espacios manufactureros, resultado de la deslocalización de la actividad industrial, ha ido dejando en numerosas ciudades edificios fabriles desafectados, muchos de los cuales se han visto reconvertidos en cotizados espacios residenciales.
Cuenta Glass que su primer loft era “una habitación cuadrada sin calefacción […]. Tenía un retrete y un lavabo con agua fría”. La anécdota bohemia de Philip Glass pone de relieve uno de los aspectos que han venido a resolver las cocinas modulares. Al tratarse de espacios no concebidos inicialmente como viviendas y por tanto sin los tradicionales equipamientos domésticos, carecían de las infraestructuras mínimas de habitabilidad.
Foto: Dúplex en Barcelona, bulthaup Barcelona Bach 7.
Otro de los aspectos característicos de la transformación provocada por la globalización en las sociedades de principios del siglo XXI ha sido la creciente movilidad de las personas en función de un mercado de trabajo en constante evolución. Así numerosos ejecutivos y técnicos especializados han adaptado un tipo de vida móvil que les obliga a trasladarse de un punto a otro del globo con la casa a cuestas. La cocina modular permite a todas estas personas, a la hora de trasladarse de casa, poder llevarse consigo no solo el mobiliario y los objetos de decoración, sino también la cocina. Como comentó Anatxu Zabalbeascoa, hablando de la cocina bulthaup b2, “ahora […] toda la cocina puede mudarse de casa. Y sin desmontar. Adiós a las inversiones perdidas y bienvenida la cocina para toda la vida”.
Las fuentes de inspiración de las cocinas modulares hunde sus raíces también en el mundo y la estética industriales: las cocinas de campaña y los bancos de trabajo—eminentemente prácticos y sobre todo transportables— y los armarios de herramientas de los talleres —donde cada herramienta tiene su lugar. Es esta estética sobria la que se ha trasladado a las cocinas formadas por módulos y caracterizadas por su funcionalidad y reducción a lo esencial.
Foto: Casa B&M, bulthaup Girona.
Movilidad en cualquier espacio.
Inspirándose en las reglas básicas de la artesanía de orden, claridad y perfecta disposición de herramientas y materiales, bulthaup b2 combina los tres componentes esenciales de cualquier cocina: un banco de trabajo, un módulo taller y un módulo para electrodomésticos. Su otra característica fundamental es que esos tres componentes pueden instalarse en cualquier espacio.
Banco de trabajo.
El banco de trabajo b2 —cuyo antecedente más lejano se remonta a los bancos de trabajo descritos por Bartolomeo Scappi, cocinero personal de varios papas del Renacimiento— puede aunar una superficie de trabajo, zonas de agua y de cocción y, además, un espacio donde comer; por otra parte, presenta la posibilidad de ampliarse, incluso para formar superficies de gran longitud añadiendo unas patas intermedias.
Módulo taller.
Tradicionalmente, el artesano construía su propio armario de herramientas en función de sus necesidades. Siguiendo esa misma filosofía, el interior del módulo taller b2 puede configurarse atendiendo a las necesidades particulares de cada usuario. Al abrir las puertas del módulo se accede al universo completo de la cocina, con todo en su lugar y al alcance de la mano.
Módulo para electrodomésticos.
El módulo para electrodomésticos completa el taller de cocina. En él se alojan el horno, el lavavajillas y el frigorífico. Con el módulo abierto se asegura un acceso fácil a los electrodomésticos y al cerrarse todo queda perfectamente recogido.