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¿Cómo describirías tu relación con La Ricarda?
De niños, muchos hemos jugado a construir casitas y cabañas. Una manera de aprender a organizar la vida y el entorno. Este juego tuvo además una vertiente muy real, muy vívida para mí y mis hermanos: la casa que nuestros padres proyectaron y construyeron, junto con el arquitecto Antonio Bonet Castellana, en La Ricarda —un paraje con hondas raíces familiares.
¿Tu interés por la arquitectura está ligada directamente a la casa de tus padres?
Como decía José Saramago: «el niño no ‘ve’ el paisaje, el niño ‘se encuentra’ en el paisaje». Crecimos con la casa. De alguna forma fue nuestro séptimo hermano.
¿Cuándo decidiste dedicar tus esfuerzos a la preservación de la casa?
Un día, después del fallecimiento de nuestros padres, nos encontramos en primera línea. ¿Qué hacer? Lo que teníamos era algo más —mucho más— que una casa familiar. A esta conclusión llegamos después de revisar y leer toda la documentación que habían conservado nuestros padres. A ello añadimos nuestros propios recuerdos, además de lo que reflejaban las fotos de Inés Bertrand Mata y las filmaciones de Ricardo Gomis. Luego siguieron las observaciones precisas de los profesores de arquitectura, interiorismo y diseño que venían a visitar la casa. Y así he ido construyendo mi discurso cuando guío las visitas, con las aportaciones familiares y también las de expertos.
¿En qué difiere la sensación de enseñar la casa sola o en compañía de tus hermanos?
Me alegra mucho cuando me acompañan los hermanos, porque cada uno explica en primera persona su visión, su vivencia, enormemente enriquecedoras. Es genial la posibilidad de trabajar en equipo.
¿Cuál es tu motivación a la hora de mostrar La Ricarda?
Nos gusta abrir la casa a personas que pueden apreciar lo que significa este conjunto patrimonial, su valor en un tiempo determinado de nuestra historia, sus relaciones con el antes y el después.
¿Cómo surgió vuestra hospitalidad con bulthaup?
Cuando nos llegó la petición de bulthaup para un evento nos planteamos si no sería pedirle demasiado a la casa. Pero la petición nos llegaba de la mano de un enamorado de esta obra de Antonio Bonet, que además la había visitado muchísimas veces, el arquitecto Arturo Frediani.
bulthaup nos era muy familiar, porque Inés, la mayor de los hermanos Gomis, tiene cocina bulthaup en su vivienda habitual en Madrid y también en su casa familiar en Torres de Segre (Lérida). ¡Un enorme placer las dos!
Organizar un evento en la casa de La Ricarda, y para tantas personas como querían, era otra cosa. Pero nos encontramos con un equipo sumamente cuidadoso y detallista —Andrea Weirich, Ivan Cuní, and last but not least, Jordi Vilà y su fantástico equipo— y pudimos organizar y atender todos los detalles necesarios.
Hemos llegado a la tercera edición de bulthaup en La Ricarda. Esperamos que sigan muchas más, mientras la casa continúe en manos de la familia Gomis Bertrand.
¡Muchas gracias a bulthaup por la confianza que ha depositado en nosotros!